Nuestros lectores ya están al tanto, de que en 1843, tan pronto como China a través del nuevo tratado hecho por los ingleses, parecieron más accesibles a los extranjeros, la Sociedad de Horticultura de Londres con su usual celo, envió a un hábil recolector , el Sr. ROBERT FORTUNE, a ese país, en busca de nuevas plantas.
El Sr. Fortune ha sido eminentemente exitoso en su misión, una en la que, por lo cierto, probará ser interesante en sus resultados a todos nuestros lectores, como aquellas cuyo motivo (abierto o disfrazado) fuera en tráfico de opio, o la distribución barata de calicós” (Los calicós eran telas de algodón rústico estampadas de un lado traídas generalmente de la India).
“Luego de una ausencia de un poco más de dos años, el Sr. Fortune llegó a Inglaterra en Junio de 1846, trayendo con él lo último de los tesoros vegetales que había asegurado, dentro de 18 cajas esmaltadas, habiendo enviado previamente un gran número de especies a Inglaterra. Estas están ahora, con la excepción de sólo dos especies, todas bien establecidas en el jardín de la Sociedad, cerca de Londres, y en cuanto de alguna manera sean propagadas, deseamos verlas introducidas en este país.
El clima de la porción más elevada de China es muy cercano al nuestro, que muchos de los árboles y plantas de allí, serán completamente resistentes aquí. Cuando decimos que entre las nuevas plantas, que son el resultado de esta expedición, están las celebradas Duraznero de Shangai, El verdadero Naranjo Mandarín, y una docena o veinte hermosos tipos de árboles Paordas de nuevos colores, una soberbia nueva rosa trepadora amarilla, y una rosa color fuego, “E'er blooming” (acá tuve que buscar un poco más porque no sabía a qué tipo de rosa se hacía referencia y resulta que e'er es una contracción poética de “ever” por lo tanto la traducción al castellano sería “ una rosa siempre floreciente”, una Glicina blanca y varias apuestas y nuevas azaleas resistentes, sólo mencionamos algunas de las más importantes que han premiado con celo la Sociedad de Horticultura de Londres. En el último número, parte III, del periódico de la Sociedad, que ya se ha publicado, encontramos un bosquejo de la narrativa del Sr. Fortune, tan conforme dicha, y tan llena de interés para los horticultores de todos lados, que estamos seguros que nuestros lectores nos agradecerán por ubicarla inmediatamente, como aquí hacemos, la mayor parte de ella antes que ellos.
La historia continúa, en la próxima les cuento cuando encontró las anémonas.